Se termino la luna de miel de Bolsonaro, la imagen sigue en caída.
- Bruno Sosa
- 29 may 2019
- 2 Min. de lectura
El efecto de la "luna de miel" que se da con presidentes que asumen por primera vez al cargo, y que sobre todo representan un antagonismo a los últimos gobiernos de cualquier país, parecen haber llegado al fin entre Bolsonaro y la sociedad brasileña. Si bien el deterioro de su imagen no se encuentra ni cerca de los de sus antecesores Rousseff o Temer, en las últimas 2 semanas los sondeos han mostrado una señal de alarma: los que consideran que el goberno era malo o pésimo llegó al 36% y lo que lo consideran óptimo descendieron a 34%. Esta es la primera vez desde su asunción en que los primeros son más que los segundos.
Según las últimas encuestas, los que piensan que el futuro será mejor que en enero, que representaban el 63%, ahora son el 47%. Mientras que los pesimistas han pasado del 15 al 31%
Este giro en la opinión sobre la gestión coincide con las multitudinarias manifestaciones de estudiantes y profesores del pasado 15 de mayo, por recortes presupuestarios en el Ministerio de Educación.
Igualmente, la pérdida del encanto por Bolsonaro tiene aparejados distintos factores: desde numerosas declaraciones de una postura conservadora moral disparatada, hasta la influencia de sus hijos sobre él; pero sobre todo la recesión económica que vive Brasil. Los pronosticos de crecimiento que eran de 2,2% se corrigieron a 1,6%. Además este es el 8º año consecutivo que el PBI presenta un letargo
Ante esta situación, resulta sumamente relevante la posibilidad de sancionar la reforma previsional, lo que será tomado por los mercados como un indicador del éxito o fracaso de la gestión de Bolsonaro. El proyecto hoy cuenta con 200 votos, y para aprobarlo se necesitan 308 y según los especialistas,someterlo a votación sin contar con unas 330 aprobaciones sería una imprudencia para el oficialismo. El problema para Bolsonaro no es conseguir los votos restantes, sino las concesiones que debe hacer para lograrlo.
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